jueves, mayo 15, 2008

CONSUMISMO DEPREDADOR Y SUS EFECTOS EN EL MEDIO AMBIENTE

Por: Julie Pauline Junco Julio
Periodismo de Opinión

En los últimos años ha ocurrido una significativa transformación en los hábitos de consumo de gran parte de la población del mundo, como resultado de la producción masiva y, por tanto, del incremento de la oferta.
El consumo existe porque permite a las personas adquirir diversas cosas que desea o necesita “pero cual es el verdadero precio que se esta pagando”; los economistas afirman que el consumismo ha tomado fuerza porque su estrategia se basa, principalmente, en un constante incremento de la producción; una importante diversificación de lo que se ofrece, y creación de nuevos productos y servicios, que finalmente terminan en el mercado. Pero todo este proceso no es solo exclusivo de una industria en particular sino que participan todo tipo de empresas incluyendo las de alimentos, ropa, zapatos, televisoras, medicamentos, partes automotrices, servicios turísticos, de salud, legales financieros etc.
Pero el problema no está en consumir, sino en el tipo de consumo que hacemos: responsable o depredador. No podemos negar que vivimos en una sociedad consumista, y que precisamente son estas actividades las que sostienen las economías de los países y, por lo mismo, su desarrollo, pero este consumo podemos racionalizarlo; esto es, tomar una actitud crítica a nivel personal y familiar ante él y adaptarlo a la satisfacción de nuestras necesidades. Lo importante es reflexionar, en cuanto a lo que consumimos y nuestras motivaciones para hacerlo.
Los hábitos consumistas en nuestra sociedad es un fenómeno reciente. Los más jóvenes hemos nacido en este ambiente y los adultos se han habituado a cambios significativos en sus criterios de consumo. La gran dinámica de la producción en la sociedad de consumo tiene aspectos positivos como por ejemplo: el crecimiento económico, la mejora de la calidad de vida, el aumento de las posibilidades de tiempo libre entre otras. Pero la sociedad de consumo también tiene muchos aspectos negativos y graves problemas como por ejemplo que en los países desarrollados los ciudadanos que disfrutan de las posibilidades que ofrece la sociedad viven según unos modelos que deben renovarse continuamente. La rueda del consumo gira vertiginosamente esto significa un aumento de las necesidades y un consumo sin freno. Los ciudadanos de los países que no pueden disfrutar del consumo son marginados y muchas veces condenados a la supervivencia. También se rompe el equilibrio en la relación hombre-naturaleza. La fabricación de lo que consumimos precisa de recursos naturales, y el consumismo acelerado produce una sobreexplotación de estos recursos naturales , la generación continua de desechos y el nacimiento de nuevos problemas en una dinámica imparable que puede llegar a paralizar el mismo bienestar de la sociedad.

Según informes del Instituto Worldwatch, más de mil 700 millones de personas, o sea más del 25 por ciento de la población mundial, ha adoptado un estilo de vida que en el pasado era exclusivo de los ricos. Este apetito consumidor no sólo está afectando a los más pobres, sino también a los sectores de mayores recursos. Los mayores índices de obesidad y deuda personal, la escasez crónica de tiempo y la degradación ambiental son síntomas de un consumo excesivo que reduce la calidad de vida de muchas personas. La presión social, así como la publicidad que debería ser uno de los motores mas importantes para el reconocimiento y sensibilización de la sociedad ante estos problemas ambientales; son causas principales del consumismo, ya que modifican los valores de tal manera, que las nuevas generaciones son preparadas para consumir y no para ser independientes y críticas.

Los mayores problemas de nuestra sociedad son los problemas ecológicos producidos por el consumo de los seres humanos. La mayor parte de los procesos contaminantes de los suelos, de las aguas y de la atmósfera se debe a la actividad humana.
Alrededor del mundo, las especies están desapareciendo. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), estamos enfrentando una extinción masiva, muy superior a la de los dinosaurios de hace 70 millones de años. Un total de 15.589 especies se enfrentan a la extinción, desde los mamíferos y las plantas, hasta los insectos. Mientras más nos adentramos en el nuevo milenio, más especies parecen encontrarse al borde de la extinción. En el año 2006, los índices de extinción se situaron entre 100 y 1.000 veces más altos que los índices “ambientales” normales de dicha extinción.
Construir un ecosistema implica esfuerzo, tiempo y suerte. Destruirlo es muchísimo más fácil. A veces la destrucción es tan sutil que apenas nos damos cuenta de ella. Esto ocurre con la desaparición de las ranas y la disminución de las aves. Todos los organismos conviven entre sí, y aunque parezcamos independientes de la red compleja de la naturaleza, no seremos inmunes cuando ésta se comience a desmoronar. Por ejemplo necesitamos a los árboles para renovar el aire, a los tiburones para limpiar la basura que dejamos en los océanos, y a las ranas para comer los insectos que transportan enfermedades.


La pregunta es si nos interesa en realidad la suerte de los diversos ecosistemas del planeta a sabiendas de los múltiples servicios gratuitos que nos prestan y que de no ser así el costo económico que representaría seria demasiado elevado. Pero a pesar de todo esto en lo que menos pensamos es en los efectos ambientales que traen consigo nuestras actividades cotidianas.

Por ejemplo
Si cargáramos la batería de nuestros celulares hasta que la carga completara y no lo dejáramos allí conectado como lo hace el 99% de las personas ahorraríamos la suficiente energía como para alumbrar 60.000 casas una cifra bastante significativa y lo peor es que este desperdicio en particular es uno de los muchos que se presenta.
Los residuos sólidos de origen industrial o doméstico son otra fuente de contaminación. Cada día se generan toneladas de basura. Vertederos saturados o incontrolados y montones de plásticos por doquier son una imagen constante de la vida actual. Es decir que si esto sigue así como va lo que le heredaremos a las generaciones futuras es un completo basurero, que podríamos haber evitado racionalizando nuestro consumo y actuando responsablemente

El efecto invernadero: los gases naturales que componen la atmósfera permiten que la energía solar llegue a la Tierra y no escape, para que mantenga el planeta cálido. La actividad humana de los dos últimos siglos ha alterado este efecto natural y podria producir un cambio climático

El volumen de la emanación de gases por el efecto invernadero es mayor cada año. Los científicos advierten que, como consecuencia, la temperatura global promedio puede aumentar 6 grados centígrados en el próximo siglo. Por lo tanto el mundo experimentaría cambios radicales que de no controlarse la acción del hombre los cambios dejarían de ser graduales. Y los efectos pronosticados son desastrosos como por ejemplo la desaparición de los glaciares de Groenlandia y algunas islas bajas. Con un aumento de tres grados centígrados, el Ártico estaría libre de hielo durante los veranos; la selva tropical del Amazonas empezaría a secarse y los índices de temperaturas extremas serían los normales. Un aumento de cuatro grados centígrados haría crecer el nivel del mar en forma considerable. Si sumamos otro grado más, estaríamos frente al ocaso de los cambios climáticos. Aquellas zonas que alguna vez fueron regiones templadas serían entonces inhabitables. Los seres humanos entrarían en guerra por los recursos naturales restantes. Con seis grados de aumento se podría decir que llegaría el Día del Juicio Final: los océanos serían basureros marinos, los desiertos se apoderarían de la faz de la tierra y las catástrofes serían cosa de todos los días, aunque para esto no tendría que esperarse hasta un nuevo siglo ya que actualmente ya se están viviendo estas catástrofes naturales las cuales han sacudido al mundo en menos de un mes como es el caso del ciclón ocurrido en Birmania el cual trajo consigo un numero de muertos que oscila entre 60.000 y 100.000 por efectos del huracán, y más de un millón y medio a los habitantes sin vivienda. Pero como si fuera poco con esto, el desastre que hace pocos días se presento en China cobrando hasta ahora más de 16000 victimas y más de 60000 desaparecidos. Resulta paradójica la situación ya que recordemos que China es el país con, más habitantes en el mundo alcanzando una cifra aproximada de 1300 millones de personas y presentando unos niveles de consumo y por lo tanto de producción altísimos y generando de manera directa también unos niveles altísimos de contaminación que dañan y deterioran profundamente el medio ambiente generando estas reacciones que afectan directamente al hombre, “toda acción genera una reacción”.

La sobreexplotación de los recursos naturales: materias primas y fuentes de energía, la sociedad de consumo de los países industrializados con un modelo de crecimiento sin límites, oculta una realidad que cada vez se hace más notoria, ya que las tendencias cada vez más consumistas que se evidencian en muchas partes del planeta son insostenibles. El mundo consume productos y servicios a un ritmo demasiado acelerado, con resultados graves para el bienestar de los pueblos y el planeta.

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